14 de junio de 2013

CONCURSO AL BORDE DE LO INCONCEBIBLE


En el curso 2012-2013 hemos seguido participando en los concursos de nuestra localidad y otra alumna de nuestro colegio ha ganado. Se llama  SILVIA  BAUTISTA, y está en la clase de 4º C

El concurso es de redacción: AL BORDE DE LO INCONCEBIBLE y su título es el siguiente:

UNA AMISTAD INOLVIDABLE.

Os voy a contar, aunque no lo creáis, una historia que nunca olvidaré.
Todo empezó en mi otra vida, cuando yo esta aún, un pequeño cachorro de 3 ó 4 meses abandonado en las frías calles de una ciudad, cuyo nombre era Ciudad Alegre. Todos los días veía salir a los niños y niñas del colegio y los miraba esperando que me cogieran y me llevaran a sus casas, pero eso nunca pasaba. Hasta que un día una niña de 8 o 9 años me dijo mientras se agachaba:
- Hola pequeño, ¿te has perdido? Um... pareces una mezcla de mastín, qué pena que no me pueda quedar contigo, porque mis padres no me dejan tener un perro. bueno y ¿cómo te llamas? Yo Alicia.
Entonces yo la miré fijamente a los ojos con cara de pena y gemí un poco. Aquella simpática niña me miró con lágrimas en los ojos y me dijo:
- Anda ven, que te voy a llevar a mi casa.
Cuando Alicia me cogió en brazos sentí que ella me quería, y yo también a ella.
De repente se detuvo y me dijo mientras quitaba la mochila de la espalda:
- Lo siento pequeño, pero ahora tendrás que ir dentro de mi mochila para que mis padres no te vean.
Alicia abrió su mochila y me empujó un poco para que me metiera dentro.
Cuando Alicia entró en su casa, yo, aunque de la emoción quería ladrar, sabía que no podía.
Pero cuando me llevó a su habitación, ¡empecé a corretear por todas partes como un loco!
Y al final no puede contener aquel ladrido y ... ¡Guau! Di un ladrido de la emoción. La madre de Alicia, que estaba en la planta de abajo, preguntó:
- Alicia ¿quién ha ladrado?
Alicia me miró y dijo:
- Solo es un vídeo del ordenador, no te preocupes.
Alicia me volvió a mirar y dijo:
- Nos hemos salvado por los pelos. Pero no debes ladrar más porque si no nos descubrirán.
Alicia decidió ponerme el nombre de Uno, puesto que era su primer perro.
Yo ya llevaba 2 semanas en su casa, y ya tenía 8 meses de edad. Alicia cuidaba muy bien de mi, como que cuando ella terminaba de comer me daba un largo paseo, me daba una comida buenísima... En fin, el caos apareció cuando un día, los padres de Alicia me descubrieron u estuvieron a punto de llevarme a la perrera, pero Alicia les dijo que yo me portaba muy bien, y era un perro muy obediente. Y al final dejaron que me quedara.
Pasó el tiempo, ya tenía 1 año y 7 meses, cuando me enamoré. Se trataba de una preciosa perrita, igual que yo, pero en colores claros. el día que la conocí, dando un paseo con Alicia, nada más verla, salí disparado detrás de ella. Alicia entonces, salió detrás mía para cogerme. La perrita también hizo lo mismo, jugamos y correteamos juntos. Enseguida llegaron Alicia y el dueño de la perrita y nos ataron con la correa. El dueño de la perrita se llamaba Max y su perra Nina. Ellos se acababan de mudar y no conocían la ciudad, por eso Alicia y yo se la enseñamos con mucho gusto. Después de eso Max y Alicia se hicieron muy amigos, y Nina conmigo también. Todos los días quedábamos para dar un paseo, y cada vez  Nina y yo nos íbamos conociendo mejor. Un día Nina y yo nos perdimos persiguiendo un conejo.
Alicia y Max, nos estuvieron buscando, pero no nos encontraron, ni nosotros a ellos.
Ya llevábamos 3 días perdidos, y Alicia y Max pusieron carteles por toda la ciudad.
Creíamos que estábamos perdidos, cuando un leñador que pasaba por allí nos vio y nos dijo:
- ¡Eh! perritos ¿no sois vosotros los perros de los carteles?
Nosotros movimos la cola y ladramos al mismo tiempo. Aquel hombre nos llevó a su casa, nos dio un poco de comida y nos dejó dormir entre unas mantas. Nina y yo nos pusimos muy contentos y dormimos esperando a que llegara el día siguiente para ver a nuestros dueños.
Al día siguiente aquel simpático hombre cumplió lo dicho y nos llevó a nuestras casas.
En cuanto vi a Alicia no paré de ladrar, me dio una alegría tremenda. Lo mismo le ocurrió a Nina al ver  a su dueño.
Alicia me dijo con lágrimas de emoción:
- ¡Uno!, ¡Qué alegría verte! No sabes lo preocupada que estaba por ti.
Y Max le dijo a Nina:
- ¡Oh Nina! ¡Te he echado mucho de menos!
Pasó el tiempo, cuando Nina tenía 5 años y yo 5 años y 6 meses, tuvimos 5 pequeños y lindos cachorros. Dos eran hembras y 3 machos. Se llamaban Chispa, llamada así porque era pequeñita y rápida; Duna que era muy graciosa; Golfo el pequeño diablillo; Bruno que era simpático y muy sociable y Trabi, mi favorito, pues era muy travieso. Todos aquellos cachorros, como ya sabéis, daban mucho trabajo. Pero a Nina y a mí nos encantaban todos ellos por más traviesos o tímidos que fuesen. A Alicia y a Max les daba pena dar a los cachorros, así que compraron un cortijo con sus ahorros y allí nos cuidaron muy bien. Ni un solo día se olvidaron de ir a jugar con nosotros. Muchas veces traían amigos y nos lo pasábamos fenomenal jugando con ellos, jugábamos a muchos juegos, por ejemplo: el pilla pilla, el escondite,...
Los días de verano nos metíamos en el río, jugábamos a buscar la pelota, a bucear, a perseguir a Alicia o a Max, a tirarnos al agua... Nunca olvidará aquellos días en los que acabábamos rendidos en nuestras camas.
Y así pasó el tiempo. Cuando yo tenía sobre los 11 años  y nuestros cachorros ya eran unos perros de aproximadamente 6 años, me morí por la edad. Nunca olvidaré los gemidos de mis cachorros y de Nina antes de morir o el llanto de mi querida dueña Alicia que me partía el alma, pues ella me quería y me cuidaba siempre.
Aquella vida fue una aventura de amor, felicidad, tristeza... pero por eso mismo nunca, nunca y nunca la olvidaré.
Bueno, ahora soy un famoso escritor, pues me reencarné en humano. Una de las historias que me hizo más famoso fue la que acabo de contaros, espero que os haya gustado.

AUTOR: La Rubia




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C.E.I.P TIERNO GALVÁN